La Europa del Rey Sol



TAREA 1


 
 
“El contrato matrimonial” es un cuadro del pintor inglés William Hogarth (1697-1764). En la pintura se representa el acuerdo entre un noble arruinado y un burgués rico para casar a sus jóvenes hijos. Los jóvenes esperan mientras los padres regatean el contrato. El abogado del burgués pone monedas sobre la mesa y el burgués tiene en sus manos títulos de propiedad; por su parte el  noble despliega un documento con el árbol genealógico de su familia.  Un joven abogado que interviene en el acuerdo parece estar más interesado en seducir a la futura esposa que en el contrato matrimonial. Es el primer cuadro de una serie de 6 donde Hogarth representa como ese matrimonio arreglado termina mal: el esposo (que en uno de los cuadros se lo muestra siendo infiel) sorprende a su esposa con un amante; este mata al joven noble e intenta escapar, pero es detenido y ejecutado. En el último cuadro la esposa se suicida.
 
1) Observa a los novios ¿qué actitud tienen?
2) ¿Por qué el noble despliega el documento con el árbol genealógico?
3) ¿Por qué hablamos de un contrato matrimonial? ¿Cuál crees que es el motivo por el cual estos jóvenes  contraen matrimonio?
4) En la serie de 6 cuadros que Hogarth dedica al tema, este matrimonio termina mal. ¿Qué mensaje quiere trasmitir el pintor?
5)  Imagina y escribe un diálogo entre los personajes del cuadro.
 
TAREA 2
LA SITUACIÓN DE LA MUJER EN LA ÉPOCA DEL ABSOLUTISMO
  
En la sociedad europea de los siglos XVI y XVII, la mujer tenía básicamente tres funciones: ordenar el trabajo doméstico, perpetuar la especie humana y satisfacer las necesidades afectivas de su esposo. Esa es la razón por la que el matrimonio sería un fin para la mujer. La soltería tenía un sentido negativo entre las mujeres. Por ese motivo se preparaban casi exclusivamente para el matrimonio, convirtiéndose en doncellas (vírgenes). De ella se esperaba que fuera obediente, casta, retraída, vergonzosa y modesta. Debía ser callada y estar encerrada en casa. La mujer pasaba de depender del padre a depender de su marido.
Para contraer matrimonio las mujeres debían aportar una dote cuyo valor variaba en función de las condiciones económicas de la futura esposa. Podía pagarse con dinero, tierras, joyas o, entre los campesinos más pobres, con vacas, ovejas o cerdos. La dote sería un importante problema para algunos padres que preferían tener hijos varones. Entre los nobles numerosos matrimonios eran concertados de antemano por los padres, por lo que este fenómeno produciría fracaso matrimonial y abundancia de relaciones extramaritales.
A pesar de las limitaciones matrimoniales, el matrimonio era preferible a la soltería. Siempre quedaba la posibilidad del adulterio, algo bastante común tanto entre hombres como entre mujeres. Evidentemente, el tratamiento social y legal era diferente si lo cometía uno u otra. Si la mujer casada era sorprendida en pleno adulterio, el marido tenía la potestad de matarla en ese momento, siempre y cuando también ejecutase al amante. El “honor” mancillado del esposo debía limpiarse con sangre. Si el marido tenía solo sospechas de adulterio, debía denunciar el caso ante los tribunales y cuando fuera probado, los culpables eran entregados al marido para que hiciese justicia por su propia mano o los dejara libres.
El reparto de funciones entre los sexos, dejaba a la parte masculina de la población la responsabilidad del mundo exterior, el sustento económico, la defensa de la sociedad, su dirección política; a la femenina, el interior de la casa, la familia, y el cuidado de los hijos y los ancianos. Esta división de funciones se la hace aparecer como intemporal e incuestionable, pues se la mostraba como algo natural. Existía la firme creencia que las mujeres descendían de Eva, quien había empujado al hombre al pecado. Por eso las mujeres eran consideradas viles, inconstantes, cobardes, frágiles, obstinadas, imprudentes pero también astutas, incorregibles, fáciles de disgustar, llenas de odio, insinceras, frívolas, insaciables sexualmente, además de perezosas, avaras, codiciosas, orgullosas, envidiosas, y “lo que les falta de fuerza en las manos, lo tienen de veneno en la lengua”.
De este tipo de creencias derivaba la idea de que las mujeres eran limitadas intelectualmente, siendo alejadas del saber y de la toma de decisiones, convirtiéndolas en seres siempre dependientes, primero del padre, luego del esposo. Se creía que la educación no era necesaria para las niñas o las adolescentes, ya que no les serviría para nada.
Para contrarrestar los “vicios naturales” de la mujer se les imponían estrictas reglas. El modelo de mujer era la Virgen María, por lo tanto la mujer debía ser casta, humilde y obediente. Debían respetar y ser sumisas con el varón jefe de familia (padre, esposo o hijo). Para cada etapa de la vida había un ideal de mujer: las doncellas debían vivir con modestia, recato, silencio, decoro, esperando recluidas en su casa el momento del matrimonio; las casadas, debían concentrarse en el cuidado de su familia, sin gustar de ver ni de ser vistas, subordinadas a la voluntad de su esposo; las viudas apartándose del mundo, llevando el duelo encerradas en su casa o ingresando a un convento.
 
 
1) Describe con tus palabras la situación de la mujer en la sociedad de los siglos XVI y XVII.
2) ¿En que situaciones de las descritas en este texto observas discriminación hacia la mujer?
3) ¿Crees que actualmente se dan situaciones parecidas?
4) Imagina que eres una persona que vive en esa época y que no está de acuerdo con la situación en que viven las mujeres, ¿qué derechos reclamarías para ellas?
 


 
 


UN MODELO DE ABSOLUTISMO: LUIS XIV

ANTECEDENTES
El estado nacional francés surgió en la Edad Media con un pequeño territorio rodeado de poderosos y belicosos señores feudales. Los primeros reyes del estado francés moderno, la dinastía de los Capetos, aumentaron el tamaño de su territorio en frecuentes guerras con los señores vecinos, especialmente con los Plantagenet que eran reyes de Inglaterra.
 La dinastía que siguió a los Capetos, los Valois, aumentaron la centralización del poder y consolidaron el dominio del territorio. En el siglo XVI el rey de Francia tenía un ejército permanente, imponía tributos sin pedir consentimiento, variaba las leyes a voluntad, dictaba ordenanzas o edictos. El Rey era ayudado en su tarea por el Real Consejo y para hacerse obedecer en las provincias enviaba un gobernador que debía alistar el ejército y mantener en buen estado las fortalezas
Francisco I .- Francisco I es un buen ejemplo de monarca francés de la época renacentista. Quitó poder a los tribunales de la Iglesia y la mayoría de los pleitos pasaron a tribunales civiles. Como gastaba mucho dinero en guerras, fiestas y costosas pensiones, siempre le faltaba dinero. Para aumentar el tesoro real dobló los impuestos sobre los aldeanos y obligó a los habitantes de París a pagar un tributo extraordinario. La urgencia de dinero llevó a Francisco I a designar a gente rica para importantes cargos de gobierno a cambio de le entregaran fuertes sumas de dinero. Luego recobraban el dinero entregado con el cobro de impuestos. Para obtener dinero también se recurrió a la venta de los cargos públicos. Francisco I vendió todos los cargos referidos a la administración de justicia y se crearon cargos inútiles simplemente para venderlos. El que compraba el cargo no podía ser destituido y lo tenía por vida. Fue tal la venta de cargos que en 1522 se creó una oficina encargada de las ventas (Oficina de Partidas Eventuales). Esta forma de obtener dinero se mantuvo en los reinados  posteriores.
Otra característica del reinado de Francisco I que se mantuvo luego fue la multitud de personas que le rodeaban y servían, la Corte. Esas personas , a las que se llamaba “el hotel” (la casa) eran en su mayoría nobles que querían estar cerca del rey, hablarle, pedirle favores, etc.
La obra de Francisco I se vio paralizada a su muerte por la mediocridad de los monarcas que ocuparon el trono y por las guerras religiosas entre católicos y protestantes.
Los Borbones.- Con la dinastía de los Borbones la centralización del poder llega a su punto máximo en Francia. Esta dinastía se inicia con Enrique IV (Enrique Borbón o Enrique de Navarra) en 1594, quien puso fin a las guerras religiosas que dividían a católicos y protestantes, eliminó estatutos regionales, sometió a los nobles rebeldes y llegó a un acuerdo de paz con España que le permitiera estabilidad para desarrollar la economía francesa.
Enrique IV encontró a Francia arruinada, el tesoro vacío, las aldeas abandonadas, los campos sin trabajar y muchos soldados que se habían transformado en bandidos que asaltaban a los comerciantes en los caminos. El rey persiguió y ahorcó a los bandidos, volvió a someter a los nobles, ordenó las finanzas, impulsó las manufacturas, especialmente las de seda y tapices y ordenó la creación de caminos para mejorar las comunicaciones internas de Francia.


Enrique IV murió asesinado en 1610 y debía sucederle su hijo (Luis XIII) pero como éste era menor de edad se produce la regencia de su madre María de Medicis. En 1617 asume Luis XIII el gobierno, pero en realidad, entre 1624 y 1642 los destinos de Francia van a ser marcados por el principal consejero del rey: el Cardenal de Richelieu. Este fortaleció el poder del rey adoptando una política fuerte frente a los protestantes y la nobleza. A los protestantes les reconoció la libertad de conciencia y culto, pero les quitó las fortalezas que tenían en su poder. También se demolieron algunos castillos que podían ser usados por los nobles rebeldes. Los nobles que intentaron rebelarse fueron detenidos y ejecutados.
Los Parlamentos (tribunales de justicia en manos de los nobles) fueron controlados al igual que los gobernadores a los que se les envió un intendente para vigilarlos.
En el aspecto económico Richelieu estimuló la creación de grandes compañías comerciales, mejoró los puertos del Atlántico y favoreció la colonización de Canada y las Antillas. También estimuló el desarrollo de industrias de productos de lujo destinados a la exportación.
El Cardenal de Richelieu murió en diciembre de 1642 y cinco meses después murió el rey Luis XIII. Asumió el tronó  Luis XIV que sólo tenía 5 años de edad. Durante la minoría de edad del rey, el Cardenal Mazarino fue el verdadero gobernante. Mazarino, como antes Richelieu, no tenía un cargo de gobierno definido, ni títulos, ni era regente, pero por acumulación de cargos, funciones e influencias actuó como un Primer Ministro.
Al asumir Mazarino tuvo que enfrentar una rebelión del Parlamento (que se encargaba de registrar las decisiones del rey como edictos reales y estos no tenían fuerza legal hasta que se cumpliera con ese registro) que se denominó La Fronda. Por este movimiento de rebeldía el parlamento francés quiso limitar la monarquía atendiendo los intereses de la nobleza (los integrantes del Parlamento francés eran nobles que habían comprado lo cargos). Los rebeldes fueron derrotados y se fortaleció el poder de la monarquía.

EL REY SOL
A la muerte de Mazarino, en 1661, Luis XIV comienza su gobierno personal que duró 54 años (hasta su muerte en 1715). No quiso dejar la función de gobernar en manos de otra persona, y ejerció el poder directamente, convocando personalmente a los ministros, interviniendo en todos los asuntos que consideraba importantes y controlando, a través de los intendentes, todo el territorio francés.
Luis XIV estaba plenamente convencido del origen divino de su poder, algo que todas reconocían sin atreverse a negarlo. Desde la infancia se le había repetido que el era casi un dios, una “divinidad visible”, un hombre diferente a los demás, porque era Rey “por gracia de Dios” y sólo ante este debía rendir cuentas. Ningún hombre podía juzgar al rey y nada era ajeno a éste. Luis XIV tomó como emblema de su reinado un sol resplandeciente y de ahí el apodo con que se le conoce “el Rey Sol”. Y así como todos los planetas del sistema solar giran en torno al sol, de la misma manera todo los sucedido en Francia debía girar en torno al rey.
Luis XIV tenía condiciones que lo hacían apto para desempeñar su papel en un momento en que la sociedad estaba preparada para el absolutismo monárquico: era fuerte, equilibrado, trabajador incansable, reflexivo, dueño de si mismo y consciente de su responsabilidad de gobernante, lo que el llamaba “el oficio de ser rey”.  Para él, gobernar era un oficio o trabajo como cualquier otro y requería una dedicación diaria de muchas horas.
Durante su reinado se hizo más evidente el culto a la majestad real y cada uno de los actos cotidianos de su vida, como levantarse, asearse, comer, etc, se convirtió en una ceremonia. La nobleza, sometida y domesticada, no desempeñaba funciones políticas. Se la empleaba en el ejército o en la diplomacia, pero sobre todo cumplía una función “decorativa” dentro de la Corte. Esta, que desde 1682 se instaló en el elegante Palacio de Versalles, se caracterizaba por un minucioso ceremonial que se regía por una estricta etiqueta. Se realizaba un culto a la figura del rey y los nobles seguían sus pasos, actividades, entretenimientos desde la mañana hasta la noche. Los nobles, antes rebeldes y belicosos, se disputaban el privilegio de estar cerca del rey y servirle en las tareas más simples como despertarle o ponerle las pantuflas al descender  de la cama. Todas las actividades cotidianas de la familia real se transformaron en una ceremonia

ORGANIZACIÓN POLÍTICA
Como principio fundamental figuró el de la monarquía absoluta de derecho divino: se consideraba que la autoridad del monarca procedía de dios y que sólo ante él, y no ante los hombres, era responsable. Todo el poder de decisión estaba en manos del rey, pero existían consejos con fines de asesoramiento, como el Consejo de Estado y el Consejo de Justicia.
Al frente de la administración había ministros o secretarios como el Canciller, el Controlador General de Finanzas, el Secretario de Guerra, el Secretario de Asuntos Exteriores, etc. Muchos ministros acumularon funciones como, por ejemplo, Colbert, que se ocupó de las finanzas, de la marina, las construcciones navales y los trabajos públicos.
Se aumentó el poder de los intendentes para controlar mejor a los gobernadores de las provincias que pasaron a tener un papel decorativo. Los Parlamentos fueron sometidos.
En materia judicial el rey podía administrar justicia a su antojo a través de las “lettres de cachet” (cartas selladas) con las cuales notificaba una resolución a cualquier súbdito. Podía así, decretar la prisión, la proscripción, etc sin ningún trámite judicial.
También quitó poder y autonomía a las universidades, que pasaron a ser controladas por la monarquía. El arte fue utilizado para propaganda del reinado.
Como el rey no aceptaba que ninguna autoridad rivalizara con su poder dentro de Francia, sometió al clero católico francés y obligó a que una asamblea del clero declarara que el rey era independiente con respecto a todo poder de la Iglesia, incluyendo al Papa. Por otro lado realizó una campaña de persecución contra los protestantes, que fueron excluidos de las funciones públicas y de las profesiones liberales. Finalmente se les prohibió practicar su culto, provocando la huida de unos 200.000 protestantes. Como en gran parte se trataba de banqueros, comerciantes, manufactureros o artesanos especializados, la economía francesa se vio perjudicada por esta medida.

ORGANIZACIÓN ECONÓMICA
La economía de Francia, bajo el reinado de Luis XIV, fue dirigida por Juan Bautista Colbert durante 22 años. Colbert se rigió por los principios del mercantilismo : procuró intensificar la producción y las exportaciones para lograr una balanza comercial favorable y propulsó la intervención del estado en la vida económica.
Colbert estimuló el desarrollo de las manufacturas, algunas privadas y otras a cargo del estado, dedicadas especialmente a productos de lujo como sedas, tapices, perfumes, porcelanas, espejos, lozas. Los fabricantes estaban sometidos a severas reglas y a inspecciones para asegurar la calidad de los productos. Mediante altos aranceles (impuestos aduaneros) se protegía la producción francesa de la competencia extranjera favoreciendo su desarrollo.


El comercio interior aumentó gracias al mejoramiento de las vías de comunicación, pero fue el comercio exterior el que mereció la máxima atención de Colbert. Se fundaron grandes compañías de comercio a las que el gobierno otorgó privilegios o monopolios para el comercio con las colonias. Se apoyó la instalación de astilleros para la construcción de barcos, con lo cual creció la marina mercante. Se fomentó la colonización, especialmente en América del Norte (conquista de Luisiana).
También se mejoró la recaudación de impuestos haciendo más simple y racional el sistema y procurando una contabilidad correcta, con claridad en cuanto a los ingresos y gastos. Pero, a pesar de los esfuerzos de Colbert, los gastos provocados por la Corte y las constantes guerras, desequilibraban las finanzas y se debía recurrir a impuestos extraordinarios.
Luego de la muerte de Colbert, ocurrida en 1685, comenzó la decadencia de la economía francesa. Un descenso general del precio de lo productos exportados, los despilfarros de la Corte y los gastos de guerra, y la huida de los protestantes, provocaron devaluaciones, endeudamiento externo y aumento de impuestos. Fue una pesada carga para los sucesores de Luis XIV.

LA POLÍTICA EXTERIOR DE LUIS XIV
Luis XIV llevó a cabo una política exterior agresiva que mantuvo a Francia en continuas guerras durante la mayor parte de su reinado.  Pretendió que Francia alcanzara sus “fronteras naturales”, o sea todos aquellos territorios que antiguamente habían pertenecido a las Galias; esto significaba la anexión de los Países Bajos, el Franco Condado, Lorena y Saboya. Los dos primeros pertenecían al rey de España Felipe IV y pensaba obtenerlos por medio de su esposa, María Teresa, que era hija de aquel. En cuanto a Lorena y Saboya, si bien no descartaba el uso de la fuerza para anexarlas, pensaba adquirirlas a cambio de algunos otros territorios que recibiera de la “herencia española”.
Para lograr sus objetivos el Rey Sol contaba con una buena diplomacia que utilizaba la astucia y el soborno para conseguir el favor de funcionarios de otros estados. Cuando la diplomacia no alcanzaba se recurrió a la guerra, donde el rey contaba con excelentes colaboradores como el Ministro Luvois y los generales Condé, Turena y Catinat.
Durante el reinado de Luis XIV, Francia participó en cuatro grandes guerras:
La guerra de devolución (1667-1668). Al morir el rey de España, Felipe IV, dejó sus territorios a un hijo tenido en su segundo matrimonio y que fue coronado como Carlos II. Luis XIV, decepcionado por que entendía que, por lo menos algunos territorios, debían corresponderle a su esposa María Teresa que era hija primogénita, invadió Flandes (parte de los Países Bajos, actual Bélgica) y el Franco Condado. Inglaterra, Holanda y Suecia apoyaron a España y amenazaron con declarar la guerra a Francia si esta no cesaba la invasión. Entonces Luis XIV aceptó hacer un acuerdo, la paz de Aquisgrán, se retiró del Franco Condado, pero mantuvo la ocupación de parte de Flandes. La paz en realidad era una tregua momentánea.
La guerra de Holanda (1672-1678). Con esta guerra además de obtener territorios el rey de Francia intentó contrarrestar el poderío comercial de los holandeses (parte norte de los Países Bajos). Antes del uso de las armas se desarrolló una “guerra de aranceles” entre ambos países. Finalmente Luis XIV consiguió la neutralidad de Inglaterra y de Alemania e invadió a Holanda. La resistencia ofrecida por los holandeses dio tiempo a España y Alemania de intervenir en favor de aquellos. Suecia intervino a favor de Francia, y Prusia y Dinamarca, enemigos de Suecia, apoyaron a Holanda, llevando el conflicto a buena parte de Europa. La lucha terminó con la paz de Nimega y quien pagó los platos rotos fue España que debió entregar el Franco Condado a Francia. La paz de Nimega marca el momento de apogeo de Luis XIV y la ciudad de París le dio el nombre de “Luis el Grande”.
La guerra de la Liga de Augsburgo (1688-1697). Varios estados europeos promovieron una alianza para oponerse a la expansión francesa. Así fue que Inglaterra, Alemania, Holanda, España y Saboya unieron sus fuerzas contra el Rey Sol. Francia pudo resistir el ataque de los aliados a pesar de sus derrotas en el mar y luego de nueve años de lucha se llegó al tratado de Riswick, en el que Francia debió abandonar alguno de los territorios anteriormente conquistados.
La guerra de sucesión de España (1702-1714). El rey de España Carlos II no tenía buena salud física, ni mental, y no tenía hijos que lo sucedieran. Pero le sobraban territorios y tenía codiciosos parientes que esperaban su muerte para proceder al reparto de la sucesión territorial. Entre estos parientes se encontraban sus cuñados Luis XIV y Leopoldo I emperador de Alemania. Antes de morir Carlos II designó como sucesor a Felipe de Borbón, nieto de Luis XIV; los demás monarcas europeos se estremecieron al pensar en la posibilidad de una formidable alianza entre Francia y España. Fueron a la guerra para impedir el ascenso al trono de Felipe. En esta guerra se observa la declinación del poderío francés, pero igual Luis XIV pudo obtener una paz no totalmente desfavorable aprovechando la discrepancias que había entre sus adversarios. Esas discrepancias llevaron a que hubiera dos acuerdos de Paz: el de Utrecht y el de Rastadt. Francia perdió algunos territorios en sus fronteras y en América del Norte. El nieto de Luis XIV se pudo mantener como rey de España, Felipe V, pero renunció a sus derechos a la sucesión del reino de Francia y España, uno de los más perjudicados en los acuerdos de paz, cedió a Inglaterra Gibraltar y Menorca y a Austria territorios en Italia y los Países Bajos. El gran triunfador fue Inglaterra que obtuvo territorios en América del Norte, islas en el Mar Caribe, Menorca y Gibraltar (que le permitían un mejor control del Mediterráneo) y privilegios comerciales concedidos por España en sus colonias americanas (tráfico de esclavos y el beneficio de enviar anualmente buques de comercio cargados de mercaderías inglesas). Holanda sufrió grandes pérdidas navales y comenzó su decadencia.
La política exterior de Luis XIV colocó, durante algún tiempo, a Francia en el primer plano de Europa y a si mismo como árbitro de los conflictos internacionales. Sin embargo, a largo plazo, los objetivos no fueron alcanzados y al final de su reinado dejó a Francia en una situación difícil que sus sucesores (Luis XV y Luis XVI) no supieron cambiar. En lo externo, a la muerte de Luis XIV, era evidente que una nueva potencia se imponía: la Inglaterra que comenzaba a reinar en los mares.




























LA SOCIEDAD EN LA ÉPOCA DEL ABSOLUTISMO

Características generales.- En los siglos XVI y XVII Europa aparece como un espacio densamente poblado en comparación con otros continentes. El promedio europeo de habitantes por kilómetro cuadrado es de 40, siendo los de mayor densidad los países de Europa Occidental como Países Bajos (50 habitantes por kilómetro cuadrado), Italia (44), Francia (34) e Inglaterra (30). La mayor parte de la población vivía en la zona rural, alcanzando en algunos países porcentajes de 90%. Pocas ciudades tenían más de 100 mil habitantes y más de la mitad de la población urbana vivía en pequeñas ciudades que en poco se diferenciaban de la vida rural.
El ritmo de crecimiento de la población es lento y sufre retrocesos. Existía un alta tasa de natalidad, pero también había una altísima tasa de mortalidad por las guerras, las epidemias y las deficiencias en la alimentación. La producción agrícola no era suficiente y las malas cosechas debido a desastres climáticos provocaban el hambre. En condiciones normales la alimentación ya era escasa para la mayoría de la población, siendo la comida más común sopa de verduras con pan. El hambre crónica y la desnutrición, además de la falta de higiene y la ignorancia, creaban condiciones favorables para la propagación de las epidemias. El promedio de vida era de 30 a 35 años y la gente mejor alimentada no pasaba, salvo excepciones, los 60 años. La mitad de los niños moría antes de cumplir un año.

Las clases sociales.- La sociedad europea de los siglos XVI y XVII es una sociedad en transición entre el sistema estamental del feudalismo y el sistema de clases sociales del capitalismo.  Como en la Edad Media la población aparece jerarquizada en tres órdenes o estados: clero, nobleza y el tercer estado. A su vez dentro de cada unos de estos órdenes había diferencias de situación económica y prestigio social.
El clero era un sector privilegiado
El clero estaba integrado por los que ejercían una función eclesiástica (dentro de la Iglesia Católica) y se dividía en dos sectores: el alto clero (cardenales, primados, arzobispos, obispos, abades) y el bajo clero (curas de parroquia y frailes). Dependiendo de la religiosidad existente en los países el clero mantenía o no su prestigio social. El desarrollo de la ciencia y de los conocimientos y la utilización que de ellos hacía la burguesía, le habían quitado al clero el monopolio de las actividades culturales. Por otra parte la revolución científica estaba echando por tierra muchos de los mitos que habían sido la sustentación del poder del clero. En aquellos lugares donde se había difundido la reforma religiosa protestante (Inglaterra, Holanda, norte de Alemania) el clero había perdido su carácter de sector social diferenciado del resto de la población. Era entre los campesinos donde la iglesia conservaba cierto poder y prestigio. En los países católicos el ingreso al clero era importante para obtener un ascenso social; se nacía noble o integrando el tercer estado, pero no se nacía cura u obispo. Para los “segundones” , hijos de nobles que no heredaban la fortuna, el clero era una forma de tener un medio de vida y alcanzar una posición importante. Para los integrantes del tercer estado ingresar al clero representaba escapar a la miseria. Quienes ingresaban al clero por estas razones carecían de una verdadera vocación religiosa y eso explica la relajación d elas costumbres de muchos clérigos.
La nobleza también puede dividirse en dos: la nobleza de sangre (o de espada) integrada por todos aquellos que provenían de familias nobles de vieja data y que hacían ostentación de su linaje; y la nobleza de toga (o comprada) que eran aquellos que se habían ennoblecido mediante la adquisición de un cargo público que iba acompañado de un título de nobleza o habían sido designados nobles por los monarcas como agradecimiento por alguna actividad desempeñada. Los primeros miraban con desprecio a los segundos aunque estos, en muchos casos , poseían más riquezas y no era extraño que se dieran matrimonios entre ambos tipos de nobleza, uniendo el prestigio de unos con el dinero de los otros.


Los nobles disfrutaban de privilegios. No eran juzgados por tribunales comunes sino por tribunales compuestos por nobles y también había diferencias en las penas: los castigos eran menos severos, tenían celdas aparte, etc. No pagaban impuestos al estado y podían cobrar impuestos, por ejemplo los peajes a los comerciantes que utilizaban los caminos que pasaban por sus tierras. También tenían privilegios militares: ocupaban los principales cargos del ejército. Los privilegios sociales eran muchos y variaban de un país a otro: lugares preferentes en desfiles y ceremonias, portar espadas y usar vestimentas que no podían usar el resto de los sectores sociales, poseer un escudo familiar, etc. Para ser noble no bastaba con serlo sino parecerlo, de ahí la importancia que se le daba a la exteriorización de su vida: vivir en ricos palacios, vestir lujosamente, dar fastuosas fiestas.
La nobleza era, en general, una clase ociosa. Rechazaba intervenir en actividades comerciales y detestaba los trabajos manuales. Era un deshonor, y en Francia implicaba perder el carácter de noble, dedicarse a un trabajo. Vivían de rentas obtenidas de sus tierras que eran trabajadas o arrendadas por campesinos. Para evitar que las tierras se dividieran existía el mayorazgo: las tierras las heredaba el hijo mayor del noble. Los demás hijos, los segundones, debían dedicarse a otra actividad: el ejército, la Iglesia o los cargos públicos.
El tercer estado o el común, estaba compuesto por el resto de la población: comerciantes grandes y pequeños, banqueros, abogados y hombres de letras en general, funcionarios de jerarquía y funcionarios menores, artesanos, campesinos, trabajadores no calificados, etc. Dentro del tercer estado había una diferenciación de acuerdo a la situación económica que se tenía y las diferencias eran enormes. Mientras la burguesía, integrada por los comerciantes mayoristas, banqueros, profesionales y funcionarios de jerarquía, aspiraba a ennoblecerse, los campesinos trataban de sobrevivir en pésimas condiciones de vida.

El contrato matrimonial entre nobles y burgueses era un acuerdo económico
De un país a otro la situación presentaba características propias. En Francia la nobleza tradicional de sangre, aferrada a sus viejas costumbres, no progresaba económicamente manteniéndose como propietaria de tierras que no eran explotadas debidamente. Parte considerable de ella se hizo cortesana, pasó a residir en la corte del rey en Versalles, viviendo del dinero del estado y siendo sumisa al monarca. Por su parte la burguesía francesa aspiraba a ennoblecerse y a intervenir en los asuntos políticos. En Inglaterra el crecimiento económico de la burguesía gracias a la expansión comercial y la industria, fue acompañado por parte considerable de la nobleza que se “aburguesó” en el sentido que tomó actividades y costumbres propias de la burguesía. En Holanda predominaba, económica, social y políticamente, la burguesía, no imitando a la nobleza, sino desarrollando su propio modo de vida que luego fue seguido por la burguesía de otros países.
En todos lados quienes vivían peor eran los campesinos pobres, que no tenían tierras propias y trabajaban para otros o eran pequeños propietarios que quedaban a merced de los cambios climáticos y endeudados con sus vecinos los campesinos ricos. Una crónica francesa  de fines del año 1687 relata la penosa situación en que vivían: “ Los aldeanos viven de pan hecho con trigo negro, muchos ni siquiera tienen ese trigo y cuecen raíces de matorrales que mezclan con harina de cebada o avena. Se les encuentra tendidos sobre la paja, no tienen muebles, ni más ropa que la que llevan puesta”.Un relato de 1710 muestra que la situación no había cambiado: “ Van vestidos en invierno y en verano con telas medio podridas y hechas trizas, calzados con almadreñas, en que meten los pies todo el año. Se alimentan con frutas malas y hierbas de sus huertos cocidas con agua o con aceite de nuez. Beben raras veces vino y comen carne tres veces al año”.

Los campesinos pobres vivían con mychas dificultades







EL MERCANTILISMO

LA ECONOMÍA DE LA ÉPOCA ABSOLUTISTA: EL MERCANTILISMO
En la época feudal la actividad comercial estaba limitada: cada feudo producía lo que consumía y casi no había intercambio de productos de una región a otra. Además las reglamentaciones de los gremios artesanales evitaban la competencia y se trabajaba sólo para obtener una moderada ganancia (“el precio justo”). A partir del siglo XII se pasa a una economía más abierta: se intercambian más productos y esto provoca un aumento de circulación de la moneda y la aparición de mecanismos que permitían pagar a distancia sin necesidad de llevar las monedas de un lugar a otro: letras de cambio, depósitos, cuentas corrientes, etc). Así surgieron los primeros bancos, vinculados a las regiones europeas donde más movimiento comercial había: norte de Italia y centro de Europa. Prestar dinero a cambio del cobro de un interés era considerado un pecado por la iglesia católica, pero a medida que se hizo necesario invertir más, para ganar más, los préstamos se desarrollaron. De esa forma el dinero comenzó a producir dinero y surgió el capitalismo.
En el siglo XVI ya es evidente la nueva mentalidad económica que imponen los comerciantes y banqueros: afán de lucro, gusto por el riesgo, organización. Los negocios se “racionalizan”, se perfeccionan las técnicas de contabilidad, se desarrollan los seguros y se crean sociedades comerciales.
Con la creación de los estados nacionales (Francia, Inglaterra, España, etc) aparece una economía nacional que termina de sustituir a las economía regionales feudales. Las regiones, municipios, feudos, etc, son integrados y forman un “mercado nacional”, donde las burguesías de cada país podrán vender sus productos. La moneda se convierte en instrumento de cambio fundamental, por ello se intensifica la búsqueda de metales preciosos con los cuáles se acuña. El dinero pasó a ser cada vez más importante desplazando de a poco a la tierra como base del poder económico.
El descubrimiento de América y el traslado del oro y la plata americanos hacia Europa, aumentaron la circulación de metales preciosos y provocaron un aumento considerable de los precios que se cuadruplicaron en el transcurso del siglo XVI.
El intento de racionalizar, explicar y dominar los cambios económicos llevó a estudiar esos cambios y a tomar medidas por parte de los monarcas.


El mercantilismo es el conjunto de principios teóricos y prácticas que dominaron el pensamiento económico de Europa entre los siglos XVI y XVIII. Las primeras medidas mercantilistas parecen ser tomadas por Portugal en la época en que conquistaba territorios en las Indias Orientales y establecía un sistema cerrado de comercio: sus posesiones sólo podían comerciar con él. A Portugal lo siguió España y más tarde Francia, Inglaterra y Holanda. El modelo teórico de mercantilismo responde a los siguientes principios:
1) Metalismo. El punto de partida consiste en creer que la riqueza de los países está constituida por la cantidad de oro y plata que poseen, por lo que el país más rico era el que acumulaba más metales preciosos. Este pensamiento, en parte, fue el resultado de la gran cantidad de metal que entró en Europa procedente de América. El oro y la plata eran utilizados como medio de pago, o sea como moneda, por lo tanto la mayor cantidad de metal permitía una mayor acuñación y circulación de moneda, aumentando la actividad comercial. Los países obtenían el metal precioso de las minas que tenían en su territorio y sino debían recurrir a la colonización de otros territorios u obtener el metal mediante un aumento de las exportaciones, ya que los productos se pagaban con oro o plata.
2) Balanza comercial favorable. Esta se obtenía con exportaciones superiores a las importaciones; los países debían vender mucho y comprar poco, las ventas al exterior significaban más ingresos en metal, las compras provocaban una perdida de metal porque se pagaba con él. Para lograr esto se requería tener productos para exportar en los que haya interés de compra desde el exterior y que se limitaran las importaciones.
3) Aumento de la producción. Esto era necesario por dos razones: tener suficientes productos para el consumo de la población del país y evitar así comprarlos en el exterior (disminuían las importaciones) y tener productos para exportar a otros estados. Para aumentar la producción,fuera agrícola o industrial, era necesario crear estímulos, incentivar la producción, por ejemplo mediante rebajas de impuestos a los inversores que creaban manufacturas. También era necesario defender la producción nacional de la competencia que podían hacer los productos de otro país y para eso se aumentaban los impuestos aduaneros (aranceles). Esta última medida también era necesaria para disminuir las importaciones ya que al aumentar el impuesto a los productos importados, estos aumentaban de precio y ya no era ventajoso comprarlos. Los aranceles aumentaban para los productos extranjeros elaborados, pero las materias primas se trataba de que ingresaran lo más baratas posible para que fueran elaboradas por las industrias nacionales.
4) Dirigismo estatal. El establecimiento de aranceles altos, los estímulos a la producción nacional y otras medidas para mantener la balanza comercial favorable, requerían de la intervención del estado en la economía.  El mercantilismo no era contrario a la iniciativa privada, pero era necesaria la intervención del estado establecer las medidas que permitieran obtener y conservar el metal precioso.
5) Poblacionismo. El aumento de población era considerado factor fundamental para el crecimiento económico del país. Al haber más población, había más mano de obra y se abarataba su costo. Los mercantilistas recomendaban tener población abundante y pobre, que permitiera mantener bajos los salarios, de ésta manera se bajaban los costos de producción y los productos se hacían más baratos y podían competir mejor con los extranjeros.


EL ABSOLUTISMO

El absolutismo es la forma de gobierno que encontramos en Europa Occidental durante los siglos XVI, XVII y XVIII Está basada en la centralización del poder en el rey o monarca. En la época anterior el rey tenía el poder compartido con los señores feudales ya que estos tenían sus propios ejércitos, administraban justicia, hacían leyes y cobraban sus propios impuestos. A partir del siglo XV surge en Europa el estado moderno que contará con:
1) Una autoridad central común para todo el territorio.
2) Una burocracia especializada.
3) Un ejército permanente.
4) Reconocimiento de ese estado por parte de otros.
Salvo excepciones estos estados tomarán como forma de gobierno la monarquía, que tendrá dos etapas: 1) la MONARQUÍA AUTORITARIA, durante el siglo XVI, donde el rey aún tiene algunos límites a su poder (por ejemplo los derechos o fueros de las ciudades y las regiones; 2) la etapa ABSOLUTISTA, entre los siglos XVII y XVIII, donde el monarca impone su voluntad sin rendir cuentas a nadie.
Se le otorga un poder ilimitado al jefe del gobierno, el rey, quien se ubica por encima de las leyes y por lo tanto no hay casi límites legales a su autoridad

CARACTERÍSTICAS DEL ABSOLUTISMO
1) El rey hace las leyes y administra justicia, siendo entonces fuente de derecho (hace las leyes y las cambia, está por encima de ellas). El rey concentra en sus manos la función legislativa, ejecutiva, administrativa y judicial. No se convocan asambleas ni organismos donde la población pueda estar representada. Si existen asambleas o consejos son sólo consultivos y el rey no está obligado a aceptar lo que en ellos se resuelva.
2) El rey tiene un ejército permanente y mercenario que le permite imponer su voluntad, dominar a la población de los territorios que controla y defenderse o atacar a otros monarcas.
3) Para ejercer su gobierno, controlar lo que sucede en su territorio y aplicar sus leyes, el rey tiene muchos funcionarios (burocracia) que se especializan en las funciones que desempeñan.
4) El rey cobra impuestos, aún sin el consentimiento de sus gobernados, para poder mantener la burocracia y el ejército.
5) La Iglesia está supeditada a la autoridad del monarca. La Iglesia, de gran influencia y poder, respondía hasta entonces exclusivamente a la autoridad del Papa, lo cual era visto por los reyes como un obstáculo para la centralización del poder, ya que el Papa era visto como una autoridad extranjera y con intereses que muchas veces chocaban con el monarca.
El poder del rey tenía, al menos en teoría, algunos límites como eran el respeto por las leyes tradicionales surgidas en el reino y los principios morales del cristianismo. Más importantes eran los límites materiales que tenía; el poder de los monarcas podía ser frenado por la escases de recursos, las dificultades en las comunicaciones que impedían que sus órdenes llegaran en tiempo, la existencia de pocos funcionarios o su incapacidad, la resistencia de la población a aceptar medidas abusivas, etc.

¿COMO Y POR QUE SURGE EL ABSOLUTISMO?
A fines de la Edad Media se combinaron una serie de factores que estimularon la centralización del poder y crearon la necesidad de un poder fuerte.
En primer lugar la lucha entre los nobles y los burgueses y la luchas internas entre los nobles convirtieron a los señores principales en árbitros de la situación. Los nobles principales que querían dominar al resto hicieron alianzas con los comerciantes de las ciudades defendiéndolos de los otros nobles; a cambio los burgueses dieron a ese noble principal (rey) recursos suficientes para pagar soldados (así no necesitaba del apoyo de los nobles) que le permitieran llevar adelante las guerras. Por su parte el rey ennoblecía a la burguesía otorgándoles títulos de nobleza. La unificación del territorio bajo un mismo gobierno y bajo las mismas leyes, beneficiaba a los comerciantes porque agrandaba y unificaba el mercado. Hasta ese momento los territorios de los señores eran regidos por sus propias normas y para pasar de un feudo a otro había que pagar impuestos al igual que para pasar por sus tierras (peajes). Al centralizarse el poder estas trabas al comercio se eliminaban y los comerciantes podían llevar sus mercaderías de una ciudad a otra. La ampliación del número de consumidores aumentó la producción y sus ganancias. Los gobiernos monárquicos protegieron la producción de su territorio de la competencia que les podían hacer los productores de otros países mediante impuestos aduaneros (mercantilismo).
Otro factor que impulsó al absolutismo fue la necesidad de un poder fuerte ante la inseguridad creada por las guerras, las rebeliones y las epidemias. Las supersticiones, los temores irracionales, alimentados por el fanatismo religioso, propiciaron el miedo y la búsqueda del orden y la seguridad aunque se impusieran a la fuerza. Los reyes encarnaban ese orden.
El Renacimiento no sólo fue la época del renacer del arte romano, también renació el Derecho Romano y la organización política que aquel consagró: un príncipe absoluto con todos los poderes (imperator) cuya voluntad se hacía ley. A fines de la Edad Media los juristas (los especialistas en derecho), rescataron el Derecho romano escrito que luego de la caída del Imperio Romano había perdido jerarquía frente al derecho consuetudinario (no escrito, basado en las costumbres) de los invasores germanos. En Francia, por ejemplo, estos juristas dieron legitimidad al poder del rey Felipe el Hermoso, lo que le permitió a este desprenderse de la Iglesia que era, hasta ese momento la que legitimaba el poder de los monarcas.

LAS TEORÍAS ABSOLUTISTAS
En Francia desde Enrique IV, en España a partir de los Reyes Católicos y en Inglaterra con la dinastía Tudor, la autoridad del rey se fue afirmando. El ejército permanente, el cobro de impuestos y la multiplicación de funcionarios daba forma a un gobierno y una administración que se imponen sobre los nobles y las ciudades. Algunos intelectuales contemporáneos al absolutismo trataron de explicarlo y justificarlo. En algunos casos se trataba de darle una explicación racional al aumento de la autoridad estatal; en otros era una propaganda para justificar ante la población el uso y abuso de poder que ejercían los monarcas.

Nicolás Maquiavelo(1469-1527), escritor y diplomático florentino, se dice que su obra más conocida, “El Príncipe”, se inspiró en el gobierno de César Borgia, justificando su astucia, su picardía y su falta de escrúpulos para gobernar. Maquiavelo creía que había dos tipos de gobiernos: aquellos en que la autoridad está sometida a las leyes (repúblicas), y aquellos en que la autoridad está por encima de la ley (principados). Si bien considera que en teoría, la primera sería la mejor forma de gobernar, en la realidad un gobierno es efectivo cuando se opta por la segunda modalidad. Este pensamiento de Maquiavelo se debe en gran parte a la situación de división en que se encontraba Italia en ese momento y al recuerdo del glorioso pasado del Imperio Romano. Maquiavelo consideraba que la única manera en que Italia podía lograr la unidad era mediante un principado o monarquía absoluta. Este autor hace una separación entre lo que es moralmente correcto y lo que es políticamente necesario: no importa si una medida de gobierno es injusta o cruel si es buena para el éxito del gobernante; no importan los medios que se utilicen sino los fines perseguidos, por lo tanto el rey puede usar cualquier medio, la fuerza, el asesinato, etc, pero siempre con la astucia necesaria para que evitar que la población se rebele. Por eso recomendaba a los reyes a actuar con “la fuerza del león y la astucia del zorro”.
Para Maquiavelo los hombres eran egoístas, buscaban sólo el provecho personal y esto provocaba la corrupción social. “Los hombres cometen siempre el error de no saber poner límites a sus esperanzas”, decía. Consideraba que un gobernante prudente debía basar su política en ese aspecto de la naturaleza humana y asegurar la propiedad, porque, según sus palabras, el gobernante prudente puede matar pero no saquear, ya que un hombre olvida más fácilmente el asesinato de su padre que la confiscación de sus bienes.
Thomas Hobbes (1588-1679), nacido en Inglaterra, es un importante teórico del absolutismo que se caracteriza por ver la política como un conocimiento separado de la religión y de la moral. Sus ideas acerca del absolutismo las difundió en un libro llamado “Leviathan”. En este sostiene que los hombres originalmente vivían en un estado natural, sin gobierno ni leyes, donde luchaban por defender sus intereses y el más fuerte se imponía. Dice Hobbes que en esa situación la vida era “solitaria, pobre, impura, brutal y breve”. Para salir de esa vida salvaje, los hombres hicieron un acuerdo, un contrato, formando la sociedad civil y creando un soberano o gobierno al que se sometieron a cambio de obtener seguridad. El gobierno no había sido parte de el contrato, había surgido de él, y se había independizado de sus creadores. Por lo tanto, sostenía que el gobierno absoluto fue creado por el pueblo pero para someterse a él y los individuos no podía quejarse si el gobernante era tiránico porque no había ninguna ley natural ni divina que limitara el poder del gobernante.
Además, como afirmaba que el poder absoluto venía del contrato firmado por los hombres para lograr la seguridad y poner fin al estado natural, Hobbes sostenía que el poder del rey no es de origen divino y la Iglesia debía estar sometida a las autoridades del país.
Las ideas de Hobbes se vieron influenciadas por los conflictos políticos de su época; afectado por las guerras civiles que soportaba Inglaterra, fue partidario de la paz y el bienestar a cualquier precio, por eso vio en el absolutismo una forma de gobierno útil para el desenvolvimiento de los individuos.
Bossuet (1627-1704) nacido en Francia, fue Obispo de Meaux y consejero del rey Luis XIV. En su libro “La política sacada de las Santas Escrituras” expresa que la monarquía se rige por cuatro características: 1) es sagrada; 2) es absoluta; 3) debe ejercerse paternalmente; 4) debe ejercerse de acuerdo a la razón.
Sagrada significa que el gobierno viene de Dios, tiene origen divino. Dios creó el poder político y es su voluntad la que decide quienes son los gobernantes.
Absoluta o ilimitada porque al poder que ha creado Dios mismo, ningún hombre puede ponerle limites. Los reyes, que gobiernan por la voluntad de Dios, sólo son responsables de sus actos ante él, no tienen que rendir cuentas de sus actos ante ningún ser humano; nadie puede juzgar al rey.
El rey está sometido a normas naturales, creadas por Dios, sino sería arbitrario. Esas normas, que están por encima de la voluntad humana, obligan al rey a gobernar para la felicidad de sus pueblos y no para satisfacer sus caprichos personales. Por eso dice Bossuet que el monarca debe actuar como un padre con sus hijos, guiarlos, protegerlos y corregirlos y castigarlos si es necesario.
Finalmente, la autoridad del gobernante debe ejercerse conforme a la razón; el rey debe ejercer el gobierno conociendo lo que hace, al decir de Bossuet debe “estudiar las cosas útiles, saber la ley, conocer los negocios, conocerse a si mismo, hablar y callarse oportunamente, prever, instruir a sus ministros”.