TAREA 1


 
 
“El contrato matrimonial” es un cuadro del pintor inglés William Hogarth (1697-1764). En la pintura se representa el acuerdo entre un noble arruinado y un burgués rico para casar a sus jóvenes hijos. Los jóvenes esperan mientras los padres regatean el contrato. El abogado del burgués pone monedas sobre la mesa y el burgués tiene en sus manos títulos de propiedad; por su parte el  noble despliega un documento con el árbol genealógico de su familia.  Un joven abogado que interviene en el acuerdo parece estar más interesado en seducir a la futura esposa que en el contrato matrimonial. Es el primer cuadro de una serie de 6 donde Hogarth representa como ese matrimonio arreglado termina mal: el esposo (que en uno de los cuadros se lo muestra siendo infiel) sorprende a su esposa con un amante; este mata al joven noble e intenta escapar, pero es detenido y ejecutado. En el último cuadro la esposa se suicida.
 
1) Observa a los novios ¿qué actitud tienen?
2) ¿Por qué el noble despliega el documento con el árbol genealógico?
3) ¿Por qué hablamos de un contrato matrimonial? ¿Cuál crees que es el motivo por el cual estos jóvenes  contraen matrimonio?
4) En la serie de 6 cuadros que Hogarth dedica al tema, este matrimonio termina mal. ¿Qué mensaje quiere trasmitir el pintor?
5)  Imagina y escribe un diálogo entre los personajes del cuadro.
 
TAREA 2
LA SITUACIÓN DE LA MUJER EN LA ÉPOCA DEL ABSOLUTISMO
  
En la sociedad europea de los siglos XVI y XVII, la mujer tenía básicamente tres funciones: ordenar el trabajo doméstico, perpetuar la especie humana y satisfacer las necesidades afectivas de su esposo. Esa es la razón por la que el matrimonio sería un fin para la mujer. La soltería tenía un sentido negativo entre las mujeres. Por ese motivo se preparaban casi exclusivamente para el matrimonio, convirtiéndose en doncellas (vírgenes). De ella se esperaba que fuera obediente, casta, retraída, vergonzosa y modesta. Debía ser callada y estar encerrada en casa. La mujer pasaba de depender del padre a depender de su marido.
Para contraer matrimonio las mujeres debían aportar una dote cuyo valor variaba en función de las condiciones económicas de la futura esposa. Podía pagarse con dinero, tierras, joyas o, entre los campesinos más pobres, con vacas, ovejas o cerdos. La dote sería un importante problema para algunos padres que preferían tener hijos varones. Entre los nobles numerosos matrimonios eran concertados de antemano por los padres, por lo que este fenómeno produciría fracaso matrimonial y abundancia de relaciones extramaritales.
A pesar de las limitaciones matrimoniales, el matrimonio era preferible a la soltería. Siempre quedaba la posibilidad del adulterio, algo bastante común tanto entre hombres como entre mujeres. Evidentemente, el tratamiento social y legal era diferente si lo cometía uno u otra. Si la mujer casada era sorprendida en pleno adulterio, el marido tenía la potestad de matarla en ese momento, siempre y cuando también ejecutase al amante. El “honor” mancillado del esposo debía limpiarse con sangre. Si el marido tenía solo sospechas de adulterio, debía denunciar el caso ante los tribunales y cuando fuera probado, los culpables eran entregados al marido para que hiciese justicia por su propia mano o los dejara libres.
El reparto de funciones entre los sexos, dejaba a la parte masculina de la población la responsabilidad del mundo exterior, el sustento económico, la defensa de la sociedad, su dirección política; a la femenina, el interior de la casa, la familia, y el cuidado de los hijos y los ancianos. Esta división de funciones se la hace aparecer como intemporal e incuestionable, pues se la mostraba como algo natural. Existía la firme creencia que las mujeres descendían de Eva, quien había empujado al hombre al pecado. Por eso las mujeres eran consideradas viles, inconstantes, cobardes, frágiles, obstinadas, imprudentes pero también astutas, incorregibles, fáciles de disgustar, llenas de odio, insinceras, frívolas, insaciables sexualmente, además de perezosas, avaras, codiciosas, orgullosas, envidiosas, y “lo que les falta de fuerza en las manos, lo tienen de veneno en la lengua”.
De este tipo de creencias derivaba la idea de que las mujeres eran limitadas intelectualmente, siendo alejadas del saber y de la toma de decisiones, convirtiéndolas en seres siempre dependientes, primero del padre, luego del esposo. Se creía que la educación no era necesaria para las niñas o las adolescentes, ya que no les serviría para nada.
Para contrarrestar los “vicios naturales” de la mujer se les imponían estrictas reglas. El modelo de mujer era la Virgen María, por lo tanto la mujer debía ser casta, humilde y obediente. Debían respetar y ser sumisas con el varón jefe de familia (padre, esposo o hijo). Para cada etapa de la vida había un ideal de mujer: las doncellas debían vivir con modestia, recato, silencio, decoro, esperando recluidas en su casa el momento del matrimonio; las casadas, debían concentrarse en el cuidado de su familia, sin gustar de ver ni de ser vistas, subordinadas a la voluntad de su esposo; las viudas apartándose del mundo, llevando el duelo encerradas en su casa o ingresando a un convento.
 
 
1) Describe con tus palabras la situación de la mujer en la sociedad de los siglos XVI y XVII.
2) ¿En que situaciones de las descritas en este texto observas discriminación hacia la mujer?
3) ¿Crees que actualmente se dan situaciones parecidas?
4) Imagina que eres una persona que vive en esa época y que no está de acuerdo con la situación en que viven las mujeres, ¿qué derechos reclamarías para ellas?