EL ABSOLUTISMO

El absolutismo es la forma de gobierno que encontramos en Europa Occidental durante los siglos XVI, XVII y XVIII Está basada en la centralización del poder en el rey o monarca. En la época anterior el rey tenía el poder compartido con los señores feudales ya que estos tenían sus propios ejércitos, administraban justicia, hacían leyes y cobraban sus propios impuestos. A partir del siglo XV surge en Europa el estado moderno que contará con:
1) Una autoridad central común para todo el territorio.
2) Una burocracia especializada.
3) Un ejército permanente.
4) Reconocimiento de ese estado por parte de otros.
Salvo excepciones estos estados tomarán como forma de gobierno la monarquía, que tendrá dos etapas: 1) la MONARQUÍA AUTORITARIA, durante el siglo XVI, donde el rey aún tiene algunos límites a su poder (por ejemplo los derechos o fueros de las ciudades y las regiones; 2) la etapa ABSOLUTISTA, entre los siglos XVII y XVIII, donde el monarca impone su voluntad sin rendir cuentas a nadie.
Se le otorga un poder ilimitado al jefe del gobierno, el rey, quien se ubica por encima de las leyes y por lo tanto no hay casi límites legales a su autoridad

CARACTERÍSTICAS DEL ABSOLUTISMO
1) El rey hace las leyes y administra justicia, siendo entonces fuente de derecho (hace las leyes y las cambia, está por encima de ellas). El rey concentra en sus manos la función legislativa, ejecutiva, administrativa y judicial. No se convocan asambleas ni organismos donde la población pueda estar representada. Si existen asambleas o consejos son sólo consultivos y el rey no está obligado a aceptar lo que en ellos se resuelva.
2) El rey tiene un ejército permanente y mercenario que le permite imponer su voluntad, dominar a la población de los territorios que controla y defenderse o atacar a otros monarcas.
3) Para ejercer su gobierno, controlar lo que sucede en su territorio y aplicar sus leyes, el rey tiene muchos funcionarios (burocracia) que se especializan en las funciones que desempeñan.
4) El rey cobra impuestos, aún sin el consentimiento de sus gobernados, para poder mantener la burocracia y el ejército.
5) La Iglesia está supeditada a la autoridad del monarca. La Iglesia, de gran influencia y poder, respondía hasta entonces exclusivamente a la autoridad del Papa, lo cual era visto por los reyes como un obstáculo para la centralización del poder, ya que el Papa era visto como una autoridad extranjera y con intereses que muchas veces chocaban con el monarca.
El poder del rey tenía, al menos en teoría, algunos límites como eran el respeto por las leyes tradicionales surgidas en el reino y los principios morales del cristianismo. Más importantes eran los límites materiales que tenía; el poder de los monarcas podía ser frenado por la escases de recursos, las dificultades en las comunicaciones que impedían que sus órdenes llegaran en tiempo, la existencia de pocos funcionarios o su incapacidad, la resistencia de la población a aceptar medidas abusivas, etc.

¿COMO Y POR QUE SURGE EL ABSOLUTISMO?
A fines de la Edad Media se combinaron una serie de factores que estimularon la centralización del poder y crearon la necesidad de un poder fuerte.
En primer lugar la lucha entre los nobles y los burgueses y la luchas internas entre los nobles convirtieron a los señores principales en árbitros de la situación. Los nobles principales que querían dominar al resto hicieron alianzas con los comerciantes de las ciudades defendiéndolos de los otros nobles; a cambio los burgueses dieron a ese noble principal (rey) recursos suficientes para pagar soldados (así no necesitaba del apoyo de los nobles) que le permitieran llevar adelante las guerras. Por su parte el rey ennoblecía a la burguesía otorgándoles títulos de nobleza. La unificación del territorio bajo un mismo gobierno y bajo las mismas leyes, beneficiaba a los comerciantes porque agrandaba y unificaba el mercado. Hasta ese momento los territorios de los señores eran regidos por sus propias normas y para pasar de un feudo a otro había que pagar impuestos al igual que para pasar por sus tierras (peajes). Al centralizarse el poder estas trabas al comercio se eliminaban y los comerciantes podían llevar sus mercaderías de una ciudad a otra. La ampliación del número de consumidores aumentó la producción y sus ganancias. Los gobiernos monárquicos protegieron la producción de su territorio de la competencia que les podían hacer los productores de otros países mediante impuestos aduaneros (mercantilismo).
Otro factor que impulsó al absolutismo fue la necesidad de un poder fuerte ante la inseguridad creada por las guerras, las rebeliones y las epidemias. Las supersticiones, los temores irracionales, alimentados por el fanatismo religioso, propiciaron el miedo y la búsqueda del orden y la seguridad aunque se impusieran a la fuerza. Los reyes encarnaban ese orden.
El Renacimiento no sólo fue la época del renacer del arte romano, también renació el Derecho Romano y la organización política que aquel consagró: un príncipe absoluto con todos los poderes (imperator) cuya voluntad se hacía ley. A fines de la Edad Media los juristas (los especialistas en derecho), rescataron el Derecho romano escrito que luego de la caída del Imperio Romano había perdido jerarquía frente al derecho consuetudinario (no escrito, basado en las costumbres) de los invasores germanos. En Francia, por ejemplo, estos juristas dieron legitimidad al poder del rey Felipe el Hermoso, lo que le permitió a este desprenderse de la Iglesia que era, hasta ese momento la que legitimaba el poder de los monarcas.

LAS TEORÍAS ABSOLUTISTAS
En Francia desde Enrique IV, en España a partir de los Reyes Católicos y en Inglaterra con la dinastía Tudor, la autoridad del rey se fue afirmando. El ejército permanente, el cobro de impuestos y la multiplicación de funcionarios daba forma a un gobierno y una administración que se imponen sobre los nobles y las ciudades. Algunos intelectuales contemporáneos al absolutismo trataron de explicarlo y justificarlo. En algunos casos se trataba de darle una explicación racional al aumento de la autoridad estatal; en otros era una propaganda para justificar ante la población el uso y abuso de poder que ejercían los monarcas.

Nicolás Maquiavelo(1469-1527), escritor y diplomático florentino, se dice que su obra más conocida, “El Príncipe”, se inspiró en el gobierno de César Borgia, justificando su astucia, su picardía y su falta de escrúpulos para gobernar. Maquiavelo creía que había dos tipos de gobiernos: aquellos en que la autoridad está sometida a las leyes (repúblicas), y aquellos en que la autoridad está por encima de la ley (principados). Si bien considera que en teoría, la primera sería la mejor forma de gobernar, en la realidad un gobierno es efectivo cuando se opta por la segunda modalidad. Este pensamiento de Maquiavelo se debe en gran parte a la situación de división en que se encontraba Italia en ese momento y al recuerdo del glorioso pasado del Imperio Romano. Maquiavelo consideraba que la única manera en que Italia podía lograr la unidad era mediante un principado o monarquía absoluta. Este autor hace una separación entre lo que es moralmente correcto y lo que es políticamente necesario: no importa si una medida de gobierno es injusta o cruel si es buena para el éxito del gobernante; no importan los medios que se utilicen sino los fines perseguidos, por lo tanto el rey puede usar cualquier medio, la fuerza, el asesinato, etc, pero siempre con la astucia necesaria para que evitar que la población se rebele. Por eso recomendaba a los reyes a actuar con “la fuerza del león y la astucia del zorro”.
Para Maquiavelo los hombres eran egoístas, buscaban sólo el provecho personal y esto provocaba la corrupción social. “Los hombres cometen siempre el error de no saber poner límites a sus esperanzas”, decía. Consideraba que un gobernante prudente debía basar su política en ese aspecto de la naturaleza humana y asegurar la propiedad, porque, según sus palabras, el gobernante prudente puede matar pero no saquear, ya que un hombre olvida más fácilmente el asesinato de su padre que la confiscación de sus bienes.
Thomas Hobbes (1588-1679), nacido en Inglaterra, es un importante teórico del absolutismo que se caracteriza por ver la política como un conocimiento separado de la religión y de la moral. Sus ideas acerca del absolutismo las difundió en un libro llamado “Leviathan”. En este sostiene que los hombres originalmente vivían en un estado natural, sin gobierno ni leyes, donde luchaban por defender sus intereses y el más fuerte se imponía. Dice Hobbes que en esa situación la vida era “solitaria, pobre, impura, brutal y breve”. Para salir de esa vida salvaje, los hombres hicieron un acuerdo, un contrato, formando la sociedad civil y creando un soberano o gobierno al que se sometieron a cambio de obtener seguridad. El gobierno no había sido parte de el contrato, había surgido de él, y se había independizado de sus creadores. Por lo tanto, sostenía que el gobierno absoluto fue creado por el pueblo pero para someterse a él y los individuos no podía quejarse si el gobernante era tiránico porque no había ninguna ley natural ni divina que limitara el poder del gobernante.
Además, como afirmaba que el poder absoluto venía del contrato firmado por los hombres para lograr la seguridad y poner fin al estado natural, Hobbes sostenía que el poder del rey no es de origen divino y la Iglesia debía estar sometida a las autoridades del país.
Las ideas de Hobbes se vieron influenciadas por los conflictos políticos de su época; afectado por las guerras civiles que soportaba Inglaterra, fue partidario de la paz y el bienestar a cualquier precio, por eso vio en el absolutismo una forma de gobierno útil para el desenvolvimiento de los individuos.
Bossuet (1627-1704) nacido en Francia, fue Obispo de Meaux y consejero del rey Luis XIV. En su libro “La política sacada de las Santas Escrituras” expresa que la monarquía se rige por cuatro características: 1) es sagrada; 2) es absoluta; 3) debe ejercerse paternalmente; 4) debe ejercerse de acuerdo a la razón.
Sagrada significa que el gobierno viene de Dios, tiene origen divino. Dios creó el poder político y es su voluntad la que decide quienes son los gobernantes.
Absoluta o ilimitada porque al poder que ha creado Dios mismo, ningún hombre puede ponerle limites. Los reyes, que gobiernan por la voluntad de Dios, sólo son responsables de sus actos ante él, no tienen que rendir cuentas de sus actos ante ningún ser humano; nadie puede juzgar al rey.
El rey está sometido a normas naturales, creadas por Dios, sino sería arbitrario. Esas normas, que están por encima de la voluntad humana, obligan al rey a gobernar para la felicidad de sus pueblos y no para satisfacer sus caprichos personales. Por eso dice Bossuet que el monarca debe actuar como un padre con sus hijos, guiarlos, protegerlos y corregirlos y castigarlos si es necesario.
Finalmente, la autoridad del gobernante debe ejercerse conforme a la razón; el rey debe ejercer el gobierno conociendo lo que hace, al decir de Bossuet debe “estudiar las cosas útiles, saber la ley, conocer los negocios, conocerse a si mismo, hablar y callarse oportunamente, prever, instruir a sus ministros”.